“Deseo formar en el terreno que queda al oriente de la línea del ferrocarril i dentro de mi fundo, una nueva población que se relacione con el desarrollo progresivo del comercio en las cercanías de la estación del ferrocarril. Ofrezco, desde luego, al municipio un sitio para escuela pública, el terreno para calles i para oficinas municipales y especialmente en el ramo de la policía”.
Manuscrito de Manuel Francisco Correa. Fuente: Eduardo Tellez, Orígenes históricos y Primer Desarrollo de una ciudad de ChileCentral. 1988.
Frases emprendedoras y llenas de visión perfilan la petición formal que don Manuel Francisco Correa, vecino de la comuna de Requínoa y dueño del fundo “Las Casas de Rosario” presentó ante la Municipalidad de dicha zona en 1903. Quién diría que cien años después aquellas palabras que configuraban un sueño, se convertirían en un pueblo bendecido por su próspera agricultura y trabajos del campo e impregnado de todo el folklore ganadero y vitivinícola de su tierra y entorno.
Don Manuel Francisco Correa, a finales del siglo XIX, arrienda un fundo cercano a Rengo gracias a las ganancias que le había dado su panadería en Rancagua. El fundo tenía 1000 cuadras de extensión. Más tarde adquirió el fundo “Las Nieves” al oriente de Rengo, donde tuvo origen la usina eléctrica que proporcionaría luz a la ciudad. Falleció en 1923 a la edad de 52 años. Su esposa, Adriana Cerda de Correa, dona un sitio de 5000 m² para la edificación de una Iglesia, y otro para la plaza pública.
Dos hombres más trabajarían por el desarrollo del Rosario, uno de ellos fue Juan Emparanza Eriz, ciudadano vasco que a fines del siglo XIX estableció la “Casa Emparanza” y la industria “Lauk – Bat” productora de vino en Guarcahue y Malloa. Gracias al empuje y trabajo forzado de este hombre, la comuna se desarrolló comercialmente, pues es considerado pionero en el desarrollo económico de la zona. Inmigrantes jóvenes españoles llegaban a trabajar con él huyendo del servicio militar de la península, y su descendencia heredó este imperio agrícola y mercantil que mantuvo a la localidad por muchos años.
Siglo XX: Rosario, fundación y legado Histórico – Patrimonial.
Cuando Rosario pasa ser capital de la Comuna de Pichiguao, Álvaro Prieto se destacó por ser pionero en el comercio de abarrotes. Se le recuerda también por su importante aporte a la planificación de calles y construcción de casas de adobe que hasta hoy registran su mano en el pueblo.
El diagrama histórico de Rosario dilucida la antigüedad del trazado de la línea férrea que unía la calle principal, Av. Libertad, con la entrada principal del fundo El Rosario. Esta fue la vivienda de referencia para todas las edificaciones posteriores, las cuales marcaban un sentido estético y arquitectónico similar, repartidos entre viviendas y casas comerciales de un piso. En 1930 se completó un cuadrante hasta la casa principal de nueve manzanas hacia el sur, con una parroquia en el centro del pueblo y un equipamiento básico.
Las casas que se encontraban al norte de la Av. Libertad fueron ampliadas con la Cooperativa Villa Deseada, el Despertar de Rosario y posteriormente del SERVIU a lo largo de la Calle Las Delicias. Son conjuntos habitacionales básicos de viviendas pareadas.